Los falsos becarios, una figura cada vez más extendida

Trabajo precario juvenil Consejo de la Juventud de España
Captura del interior del estudio
Precariedad, sobrecualificación y dependencia familiar. Estos son los calificativos más usados entre los jóvenes para definir su ocupación laboral, ya sea como becario, trabajador o una figura híbrida entre ambos ya que el 40% de los jóvenes que ocupan actualmente un puesto en una empresa consideran que están desempeñando labores de un puesto de trabajo y no una beca de prácticas

El Consejo de la Juventud en España alerta en su estudio Calidad Empleo Joven, Becario y Prácticas, presentado hoy, no sólo de la precaria situación que viven en la actualidad los jóvenes sino de que ésta se ha convertido en la tónica general de su vida laboral. Así, destacan el hecho de que cada vez sean más los jóvenes que lo aceptan como algo normal puesto que 4 de cada 10 asume que desempeña las mismas labores que un trabajador pese a contar con menos condiciones.

Siete de cada diez no han podido emanciparse

Aunque ampliamente conocida, la temporalidad continúa siendo un rasgo peligroso de los puestos de trabajo "creados" en la actualidad. Una menor presión fiscal y una reducción de las obligaciones para con el trabajador son los alicientes por parte de los empresarios para preferir realizar contrataciones a tiempo parcial.

Si a eso le añadimos una jugosa rebaja en el gasto salarial como la que ofrecen algunos contratos de prácticas -con un máximo de 300€ al mes o, incluso, sin remuneración- o formación, no existe casi ninguna razón para que el empleador deba pensárselo dos veces llegando a tener becarios en sus plantillas durante más de un año para después reemplazarle por otro empleado en las mismas condiciones.

Consecuencia directa de ello es la falta de estabilidad y, por tanto, la dependencia familiar que en algunas ocasiones se llega a mantener pasados los 25 años. Según el estudio, más de 7 de cada 10 jóvenes que trabajan continúan viviendo con sus padres, una cifra más que alarmante. "El trabajo como acción social central en la vida de cualquier persona no les permite autonomía social", reza el estudio.

No obstante, la situación es tan crítica que hace que aunque no les aporte la estabilidad social y presupuestaria necesaria para emanciparse, este colectivo deba considerarse aún afortunado ya que, al menos, tiene trabajo -aunque ni siquiera llegues a pagar gastos fijos mínimos como la comida-.

Pero esto es sólo el principio

Pero continuemos. Dentro de aquellos que se encuentran trabajando, cerca de la mitad no lo están haciendo en su área de estudios, concretamente el 42% mientras que 3 de cada 10 ocupan un puesto para el que están sobrecualificados. Gran ejemplo de ello son los cada vez más universitarios que atienden a los clientes de afamadas cadenas de comida rápida o impronunciables tiendas de ropa.

Rat Race by Luis Prado from The Noun Project
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Aunque también es cierto que este último escenario está íntimamente ligado con la actual situación de la educación superior ya que, de los encuestados por el Consejo de la Juventud de España, más de un tercio trabajan para poder estudiar, con la esperanza de que ello les lleve hacia un puesto mejor.

Además, por si fuera poco, existe un porcentaje de ellos, aunque mínimo, que reconoce estar ejerciendo sus labores sin haber firmado ningún documento contractual con la empresa, ya fuera un "anexo de prácticas" o un contrato laboral. Este colectivo supone el 5% de los encuestados, los cuales no han tenido reparos en admitirlo, tal y como señalan los organizadores, sin embargo, si investigásemos un poco más, la cifra aumentaría.

Incertidumbre ante el futuro

A pesar de todo, ocho de cada diez jóvenes encuestados se encuentran muy satisfechos con su trabajo y no creen que se les discrimine. Y es que el mensaje "mejor esto que nada", a fuerza de repetirse, ha calado hondo en la conciencia colectiva de los ciudadanos, sobre todo, de aquellos que se enfrentan por primera vez al mercado laboral.

De hecho, es habitual que muchos jóvenes, una vez acabado su período de prácticas inherente a su carrera universitaria o su módulo formativo, encadenen más cursos para poder continuar realizando prácticas en otros sitios y, así, aumentar sus posibilidades de conseguir un puesto de formación -léase trabajo-.

De esta manera, se pretende evitar la gran incertidumbre que les produce las cifras del paro, por muchos descensos históricos que protagonicen, puesto que conocen desde dentro el motivo de estas bajadas. Así, el futuro se dibuja negro para esta generación, de la cual, seis de cada diez creen que en los próximos dos o tres años tendrán que seguir trabajando en lo que sea y cuatro de cada diez ve bastante o muy probable tener que salir al extranjero para poder encontrar un trabajo que les dé para vivir.

Si quieres leer el resumen ejecutivo del estudio haz click aquí.

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